Un llamado a salvar del suicidio a los líderes

Viviendo y Liderando Saludablemente
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Miércoles 25 de setiembre, 2019  

UN LLAMADO A SALVAR DEL SUICIDIO A LOS LÍDERES CRISTIANOS

Con motivo del día mundial para la prevención del suicidio, establecido por la Organización Mundial para la Salud (OMS) el 10 de setiembre de cada año, el gobierno de mi país tomó la iniciativa de invertir en costosas vallas en los puentes más frecuentemente usados por suicidas para impedir que acabaran con sus vidas trágicamente.

Como muchas iniciativas humanas está ha sido una llena de buenas intenciones, pero que evade la problemática de fondo que lleva a hombres y mujeres a tomar la decisión de terminar con su existencia.  El suicidio es la segunda causa principal de defunción en el segmento de edad que va de los 15 a los 29 años.  Más de 800 000 personas se suicidan cada año, lo que representa una muerte cada 40 segundos.

Las medidas restrictivas, sin embargo, recomendadas por organizaciones como la OMS y los gobiernos son inefectivas para prevenir que las personas opten por suicidarse. Las líneas de ayuda atraen a personas que buscan ayuda. Son las que típicamente llaman la atención por sus expresiones y declaraciones de que quieren cometer suicidio. Pero hay un segmento muy importante de personas que logran evadir el radar especialmente cuando su decisión está tomada.

En ese segmento se encuentran jóvenes líderes de la iglesia cristiana que a pesar de tener matrimonios, hijos, posición y finanzas estables toman la decisión de suicidarse, a menudo, por cuadros de aguda ansiedad y depresión estimulada por sus responsabilidades personales y profesionales.

De ellos, quiero ocuparme en esta oportunidad, porque su situación ha sido invisibilizada debido a la negación de sus amistades y conocidos en su jornada y por sus autoridades espirituales. 

He compartido en mis conferencias y charlas alrededor de Latinoamérica sobre el impacto del suicidio entre los líderes cristianos. Hay incluso estadísticas que aseguran que al menos un pastor o ministro muere diariamente por medio del suicidio diariamente.



LA EPIDEMIA GLOBAL DEL SUICIDIO

La semana pasada Jarrid Wilson, un pastor asociado de una conocida iglesia cristiana en Riverside, California, se suicidó. Estaba casado y tenía dos hijos y solo contaba con 30 años. Había fundado un ministerio llamado “Himno de esperanza” para ministrar a personas que luchaban con la depresión e ideas suicidas.  Tomó la decisión de quitarse la vida el mismo día que ofició el funeral de una mujer cristiana que se había suicidado.

Hace cerca de un año, otro pastor en sus treintas, Andrew Stoecklin, también se suicidó. Como Wilson, él compartió abiertamente sus propias luchas con la depresión y la ansiedad.

Un año antes otro pastor llamado Bill Lenz se quitó la vida debido a la depresión y la ansiedad. El también ministraba extensamente a muchas personas que sufrían de depresión e ideas suicidas, y había establecido para apoyarlas un centro para prevenir el suicidio.

En medio de los cuestionamientos y el dolor de la pérdida algo ha venido quedando claro, ni los cristianos ni sus pastores son inmunes a la epidemia de suicidios que está afligiendo al mundo.  

El conocido líder y pastor Dr. Ed Stetzer en respuesta a las recientes muertes de pastores como Wilson, escribió que, aunque todos los suicidios son impactantes, las historias de pastores y otros líderes cristianos que toman sus propias vidas, “levanta serias interrogantes”, preguntas que son únicas.

Entre las preguntas que Stetzer incluye están las siguientes:

1. ¿Por qué hay aún falta de conciencia sobre las luchas emocionales, psicológicas y espirituales que enfrentan los pastores y líderes de la iglesia?  
Y también, 
2. ¿A dónde pueden acudir los pastores en busca de ayuda?

No debe sorprendernos que muchos pastores y líderes cristianos son renuentes a admitir que luchan con el pecado, con la depresión o con problemas en el seno familiar.  Un área donde los pastores y líderes ministeriales son vulnerables es en sus luchas con aquellos que “tienen el poder de la billetera” en las congregaciones y ministerios y que pueden determinar el futuro de sus carreras eclesiásticas. 

Un pastor o líder no se atreve a hablar de sus luchas porque primero no cuenta con nadie seguro, en su entorno inmediato, con quien tratarlas y menos confesarlas a quienes tienen el poder de dejarlo en la calle.

Como puntualizó el Dr. Stetzer, hay una resistencia evangélica a buscar ayuda fuera de los círculos cristianos, especialmente cuando se trata de asuntos de salud mental.  Es como si al buscar ayuda estuvieran admitiendo que su fe cristiana es débil e inadecuada.  Por supuesto que se equivocan. 

La fe cristiana no sólo explica quienes somos, sino que, también, porque la verdad y la salud pueden ser encontradas por quienes estudian cuidadosamente la palabra de Dios.

Como explica el Dr. Stetzer, “Dios no arregla todo al convertirnos…Es un proceso”.   O como escribió Wilson en su cuenta de twitter el día que murió, 
“Amar a Jesús no siempre cura los pensamientos suicidas”, o “El trastorno por estrés postraumático ( TEPT) y la ansiedad para los efectos del caso”. 

Wilson terminó con su vida la víspera del Día Mundial para la Prevención del Suicidio, un día establecido para llamar la atención sobre la dimensión de esta enorme crisis alrededor del mundo.  



LO QUE PODEMOS HACER ANTE ESTA CRISIS

Lo primero es que tenemos que conocer más sobre el suicidio y sus causas. Especialmente comprender que la enfermedad mental no es una falla del carácter en un cristiano, sino una enfermedad.

Segundo, que no estamos ante un problema espiritual en el sentido que puede ser arreglado solo con más fe o más iglesia.  Las enfermedades mentales son condiciones médicas tratables, y las adicciones y ataduras del alma puede ser superadas con programas de doce pasos debidamente estructurados en entornos seguros.

Años atrás cuando empecé a trabajar con la Iglesia Comunitaria de Saddleback entrenando iglesias para implementar el programa Celebremos la Recuperación, nos percatamos de la gran necesidad de los pastores y líderes principales en las iglesias locales de tener una versión a su medida del programa para sus líderes pastorales que llamamos “Celebremos la Recuperación para Pastores” en inglés usamos el acróstico CPR.

El primer paso hacia la recuperación es reconocer que tenemos luchas, que no podemos vencer solos y que podemos encontrar apoyo en nuestro poder superior y en otras personas que no nos juzgan y que están dispuestas a acompañarnos en nuestra jornada hacia la sanidad física, mental, emocional y espiritual.

Tercero, debemos aprovechar las oportunidades para establecer en nuestras iglesias programas de discipulado tendientes a crear una cultura espiritual y emocionalmente saludable como venimos insistiendo desde el 2010 en todos los espacios que se nos abren.  Sin salud emocional, la iglesia está condenada a ser inmadura espiritualmente.

Hay aún demasiado estigma y vergüenza en los círculos cristianos cuando se trata de enfrentar temas de recuperación como las adicciones, las ataduras emocionales y las enfermedades mentales.   Esto tiene que terminar.  

Las adicciones y ataduras del alma son superables y las enfermedades mentales son tratables médicamente, pero solo si tenemos dónde acudir a pedir ayuda de forma segura y sin juicio mientras aún hay tiempo. Si desea saber más sobre programas de recuperación y espiritualidad emocionalmente sana escribanos hoy mismo sin compromiso.


Oramos sin cesar para que Dios ponga el querer como el hacer por Su buena voluntad en el liderazgo de cada iglesia cristiana local alrededor del mundo.

MA. Juan Carlos Flores Zúñiga, CPLC, ACC
FUNDACIÓN LIDERINNOVA

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