Ciencia del retorno a cero tras la pandemia
Blog sobre realidades y tendencias del liderazgo
Miércoles 15 de abril, 2020
El liderazgo debe estar preparado para emerger, no ocultarse,
en tiempos de amenaza y oportunidad como los que vivimos desde que entramos en
reclusión obligatoria y distanciamiento social por orden de las autoridades
locales y globales. Sin embargo, la
respuesta de figuras de influencia en las finanzas, la tecnología, las
organizaciones sociales y el gobierno ha sido en general tardía y torpe.
La misma Organización Mundial de la Salud imprudentemente
aceptó de buena fe las afirmaciones del gobierno chino continental de que el
virus no era tan letal como para considerarlo pandemia, a pesar de haberse
originado desde fines del año anterior en su propio territorio y en condiciones
sospechosas. La rectificación fue tardía,
así como la esperada respuesta de los gobiernos, muchos de los cuales
desafiaron los hechos con frases valientes pero vacías. No faltaron tampoco los
delirios y la negación.
En general, se procedió a cerrar fronteras, frenar la
actividad económica y social, y establecer serias limitaciones al tránsito de bienes y personas. Quédate en casa ha sido el motto en nuestro entorno y
vida personal. De repente empezamos a
ver enemigos en las personas que desafiaban las restricciones, incluidas
organizaciones sociales y religiosas.
Lo único que no se pudo cancelar fue la primavera, parafraseando
al pintor inglés Francis Bacon. Y como he
compartido con anterioridad, la primavera es el mejor tiempo para planear estés
enclaustrado o no.
NO MANTENGA EL CURSO
Uno de mis autores favoritos sobre estrategia es Patrick Lencioni, cuyas obras he consultado y utilizado en muchos de mis entrenamientos. Uno de los consejos más importantes que brinda a los líderes en medio de este caos de restricciones es “crear claridad en torno a la estrategia y la dirección” de sus organizaciones.
La claridad es lo más difícil de ganar cuando estamos dominados por patrones de pensamiento y acción, a los que llamaremos paradigmas, que ya no funcionan en el presente contexto. Cuando nuestros paradigmas son inflexibles, es decir cuando creemos que nuestros patrones para pensar y hacer son la única verdad, el resultado es una parálisis paradigmática. Sencillamente, no podemos ver la realidad tal cual se presenta.
Para obtener claridad en el liderazgo necesitamos enfocarnos y evitar a toda costa las distracciones. Los líderes de alto desempeño saben esto. Sin embargo, ¿qué pasa cuando nos enfocamos en pensar que la pandemia es una tormenta que pasará eventualmente para luego volver a la normalidad?, es decir a pensar y hacer como lo hacíamos antes de que todo esto ocurriera.
Los análisis económicos más optimistas estiman que los efectos de esta crisis global serán peores que los de la gran depresión de fines de los veintes del siglo pasado. Las pérdidas catastróficas en la economía han dejado a millones de personas sin trabajo alrededor del planeta mientras la demanda de bienes y servicios se ha contraído a niveles históricos.
No, esta no es una mera tormenta que simplemente pasará. Como señalaba el físico estadounidense Thomas Kuhn en 1962 en su ya famosa obra “La estructura de las revoluciones científicas”, el desarrollo del conocimiento no es lineal y mucho menos evolutivo. En otras palabras, lo que nos trajo hasta aquí, antes de la crisis, no nos llevará más allá después de la crisis.
En palabras de Kuhn, los distintos paradigmas existentes antes de la crisis y para los efectos adoptados por la mayoría de los líderes no pueden esperar demostrar que funcionaran después de la crisis actual. “La competencia entre paradigmas no es el tipo de batalla que puede ser resuelta sobre la base de pruebas”, explicaba Kuhn.
Nadie cuenta con la evidencia necesaria para afirmar que lo que hacía y pensaba antes funcionara en el escenario post pandemia.
LA PARÁLISIS DE LO CONOCIDO
Por eso me uno a las
voces de quienes afirman que mantener el rumbo que muchos líderes traían,
sujeto a sus viejos paradigmas, no los sacará adelante cuando seamos liberados
del enclaustramiento y se empiece a despejar la incertidumbre del futuro.
Ciertamente, no podemos cambiar el pasado y no tenemos certeza sobre el futuro, pero si tenemos un presente en que podemos incidir rompiendo con viejos modelos que ya venían en declive antes de la crisis, pero a los que nos aferramos porque como me confesaron algunos “es lo conocemos”.
Muchos líderes han seguido trabajando duro en medio de la presente crisis para que sus equipos se mantengan enfocados, pero solo han logrado aumentar la frustración en sus equipos y lo que es peor, han perdido oportunidades para explorar nuevos paradigmas que les permitan desarrollar nuevas estrategias para estos tiempos. Como resultado han comprometido su futuro.
En los últimos quince años, he tenido el privilegio de servir como conferencista y coach en liderazgo a más de veinte mil líderes en Hispanoamérica. Nuestro enfoque ha sido claro y visionario desde un inicio, sacudiendo los paradigmas que paralizan organizaciones lucrativas y no lucrativas y que les impiden crecer; incidiendo en el liderazgo para que vivan y sirvan saludable y efectivamente, planeando estratégicamente y fomentando la innovación como una cultura disruptiva permanente.
Sin embargo, no ha dejado de sorprenderme en el presente entorno como muchos de los líderes y organizaciones que entrenamos en el pasado hicieron caso omiso, abandonaron la curva de aprendizaje constante, y volvieron a sus viejos paradigmas obsoletos. El resultado es un liderazgo mayormente estancado, frustrado y quebrado intelectual, emocional y espiritualmente.
Incluso, en organizaciones no lucrativas como las iglesias con las que hemos trabajado sorprende que no hayan comprendido aún que el mensaje bibliocéntrico y cristocéntrico es siempre relevante, pero que sus pensamientos y acciones del pasado y del presente lo vuelven irrelevante. No podemos culpar al mensaje, sino al mensajero.
No obstante, volviendo a Kuhn cuando un paradigma es sustituido por otro completamente nuevo, todo vuelve a cero. La flexibilidad y fluidez en nuestro análisis de los escenarios actuales y futuros, en el mundo o en la iglesia, son indispensables. La mera resiliencia de líderes dedicados y enfocados no es suficiente para lo que viene.
Las revoluciones van a ocurrir, pero empezarán en los márgenes, porque una vez que los miembros de sus organizaciones regresen a una aparente normalidad, nada volverá a ser como antes, y buscarán respuestas claras, enfocadas y estratégicas de parte de sus líderes que les brinden esperanza en tiempos inciertos.
Los nuevos tiempos demandan también sabiduría y valentía para realizar los cambios necesarios para tomar un nuevo curso, en lugar de aferrarse al timón manteniendo el viejo curso.
MA. Juan Carlos Flores Zúñiga, CPLC,
ACC, ICF.
Comentarios
Bendigo tu vida, tu trabajo, tu esfuerzo dedicación, de manera sincera humilde, clamo al Dios omnipotente, que recargue tus fuerzas, provisione tu casa y familia y envié Angeles de protección a tu alrededor.
A la distancia un abrazo, y sigue adelante, esperemos que esto pase pronto y podamos apoyarnos.
El Señor nos está haciendo bogar(navegar) mar adentro a las aguas turbulentas y desde ahí aprender a liderar.
Gracias por la motivación de tu liderazgo amigo Juan Carlos Flores.
En resumen es tiempo de replantearse y experimentar nuevas estrategias de tanto en el entorno familiar, laboral y espiritual.