Lidere su vida a un ritmo saludable

Viva y Lidere Saludablemente
Blog sobre realidades y tendencias del liderazgo
Martes 24 de Enero, 2023

LIDERE SU VIDA A UN RITMO SALUDABLE
Por Juan Carlos Flores Zúñiga

"¿Qué es lo que le falta a la iglesia hoy?" Esta pregunta se la hicieron a un conocido pastor de una megaiglesia. Su respuesta, fue una palabra, “visión,” y no puedo estar más en desacuerdo con su apreciación.

Estamos obsesionados con el liderazgo e intoxicados por la “visión.”  Hoy más que nunca tienen lugar grandes conversaciones, grandes ideas y grandes sueños. En los últimos veinticinco años, visión y liderazgo se han convertido en los tópicos de preferencia entre los pastores. Ha habido una marejada de conferencias, libros y “podcasts” dedicados a ayudarnos a ser mejores líderes. 

En algunos círculos ministeriales, los presidentes ejecutivos y emprendedores de negocios son citados tan frecuentemente como la Escritura. Enormes cantidades de energía y recursos han sido destinadas a ayudarnos a ser más efectivos en nuestra aplicación de la visión. 

Hay una buena razón para esto. Muchos de nosotros estamos equipados para ser exégetas de la escritura y pastores de personas, pero mal equipados para proveer liderazgo organizacional. A medida que las iglesias crecieron, y la cultura cambió, los pastores tuvieron que aprender sobre el mundo de la elaboración de presupuestos, la gerencia de personal, proponer una visión, construir edificios, buscar financiamiento, programar servicios de adoración, y adaptarse a los cambios.

Entonces, la inundación de recursos de liderazgo y de iglesiacrecimiento satisfizo definitivamente una necesidad. El enfoque en el liderazgo llenó un hueco inmenso, y todos hemos sido los beneficiados. El liderazgo es maravilloso… hasta que se transforma en un ídolo.

Aparentemente hemos cometido el mismo pecado que el pueblo de Israel. Dios utilizó una serpiente de bronce para traer una sanidad milagrosa, pero años después tuvo que ser destruida porque se convirtió en un ídolo. Ellos adoraron la provisión en lugar del proveedor.

Todo el entrenamiento y enfoque en el liderazgo ha sido un regalo, pero no debemos convertirlo en un ídolo. No debemos abandonar la discusión de liderazgo en el reino, pero debemos incluir al menos las siguientes preguntas cruciales. ¿Cómo luce el liderazgo espiritual? ¿Cómo luce el liderazgo saludable? y, ¿cómo debería diferenciarse el liderazgo en la iglesia del liderazgo en mundo secular? 


MARGEN Y VACÍO EN EL ALMA DEL LÍDER

Digo esto porque, al tratar de llenar el vacío con recursos de liderazgo, marginamos, a menudo inconscientemente, el lado espiritual y emocional del liderazgo.  El resultado es una creciente crisis de salud entre los pastores que aceptan que su vida sea gobernaba por un ritmo insalubre y antibíblico.

No obstante, las estadísticas sobre los pastores son preocupantes y dejan ver un cuadro desconsolador:
  • 1,500 pastores dejan el ministerio permanentemente cada mes en los Estados Unidos.
  • 80% de los pastores y 85% de sus esposas se sienten desanimados en sus roles.
  • 70% de los pastores no tienen un amigo cercano, un confidente o un mentor.
  • Más del 50% de los pastores están tan desanimados que dejarían el ministerio si pudieran, pero no encuentran otra manera de ganarse la vida.
  • Más del 50% de las esposas de los pastores sienten que la entrada de sus esposos al ministerio fue lo más destructivo que haya pasado a sus familias.
  • 30% de los pastores dijeron que ellos han estado en una relación extramarital o han tenido un encuentro sexual con una feligresa.
  • 71% de los pastores declararon que se sentían agotados, y que batallaban hasta el cansancio contra la depresión semanalmente o incluso diariamente.
  • Solo uno de cada diez ministros se jubilará como tal.
Hemos ignorado el hecho de que la mayor herramienta de liderazgo de un pastor es cultivar intencionalmente un alma saludable que apunte a la madurez espiritual y emocional.  Nuestra concentración en aspectos como destreza, técnica y estrategia ha terminado quitando el énfasis a la vida interior. El resultado es un creciente número de hombres y mujeres liderando nuestras iglesias que están emocionalmente vacíos y espiritualmente secos.

Todos hemos visto la carnicería que ha tenido lugar sobre los líderes que han abandonado el ministerio (al menos por ahora) por un fracaso moral. Los encabezados de los medios versan siempre sobre el comportamiento escandaloso y chocante, pero rara vez es mencionada la historia detrás de la caída.

Es la historia de un alma descuidada y un carácter mal manejado. De navegar lentamente a la deriva hacia el aislamiento relacional. De ser seducido por la ambición. Estos líderes no tuvieron la intención de que eso pasara, pero en algún punto de su jornada dejaron de poner atención a lo que estaba ocurriendo en su interior. Este cambio fue progresivo y a veces imperceptible.


TORMENTA PERFECTA Y ESPERANZA

Habiendo hablado con algunas personas cuyos ministerios se han derrumbado a su alrededor, le puedo decir que la convergencia del éxito exterior, el autoengaño, el descuido del alma, y el aislamiento relacional crearon la “tormenta perfecta” para el desastre.

El autor cuáquero Parker Palmer dijo, “un líder es una persona que debe tomar responsabilidad especial por lo que está pasando dentro de él o ella… no sea que el acto de liderar cree más daño que beneficio.” 

Tenemos mucha evidencia de la veracidad de la observación de Palmer. Cuando los líderes ignoran su vida interior, corren el riesgo de prostituir el sagrado regalo del liderazgo. Y también corren el riesgo de ser destructivos en lugar de productivos.

Para complicar aún más el tema, aquellos de nosotros que servimos en el liderazgo ministerial no somos particularmente buenos en disparar señales de bengala para avisarle a otros cuando estamos con el agua hasta el cuello. Revelar nuestras luchas y pedir ayuda puede sentirse riesgoso. Por eso tratamos de ponernos una máscara de rudos, para encubrir y mantener todo oculto. Pero eventualmente el ministerio y la vida llegan a verse tal y como son.

Este fenómeno no está limitado a unos cuantos prominentes líderes cristianos. Ni tampoco está limitado a problemas de fallos morales. Esto es solo la punta del “iceberg.” Los pastores están abandonando el ministerio en números nunca vistos. El desánimo y la desilusión son epidémicos entre quienes lideran.

La obsesión con el crecimiento numérico ha creado una generación de pastores que se sienten como perdedores. Y muchos de ellos se despiden a sí mismos en vez de luchar por más tiempo.

Muchos de mis amigos pastores, así como pastores que usted conoce se ponen de pie domingo tras domingo en el púlpito y fielmente predican la verdad. Ellos sin egoísmo ministran a otros y hacen lo mejor que pueden para liderar su iglesia. Pero secretamente, en su interior, se están desmoronando.

Puede ser que tal vez ahora seamos mejores líderes de lo que solíamos ser, pero la evidencia parece decirnos que no somos mejores pastores, o esposos, o seguidores de Cristo.  No se puede continuar asumiendo con seguridad que aquellos que lideran en el reino, están correctamente encaminados espiritualmente.   La realidad anterior realza una premisa fundamental. Cuando se trata de la iglesia, uno no puede separar el liderazgo del líder. No se puede divorciar el mensaje del mensajero. 

Sin embargo, podemos llegar a ser expertos en proyectar una imagen que no refleja verdaderamente lo que está pasando dentro de nosotros.  El liderazgo santo es siempre de adentro hacia fuera.  Dios siempre ha mostrado y mostrará agrado por los hombres y mujeres que son saludables, santos y humildes.

No quiero dejar escapar un par versículos escondidos en Éxodo 28. En este pasaje Moisés registra con gran detalle las vestimentas de los sacerdotes, con complejas instrucciones para hacer el pectoral, el efod, el manto, la túnica, el turbante y el cinturón.

Pero dos veces Moisés va más allá de lo externo y visible del ministerio para hablar del carácter y honor del oficio sacerdotal.  “Y harás vestiduras sagradas a Aarón tu hermano, para honra y hermosura. Y para los hijos de Aarón harás túnicas; también les harás cintos, y les harás tiaras para honra y hermosura. “

En nuestra generación, el respeto y la dignidad ciertamente no provienen ni de las túnicas ni del efod. En mi opinión, tampoco provienen de poseer una gran técnica de liderazgo. De hecho, yo creo que es peligroso equipar a líderes de la iglesia con una visión y técnicas de liderazgo sin equiparlos para ser espiritualmente saludables. La verdadera dignidad espiritual proviene de un alma saludable y una vida marcada por el poder espiritual y la presencia de Cristo.

Con todo lo que tengo en mí, creo que Jesucristo es la única esperanza del mundo. Y también creo que la iglesia es su plan para cumplir sus propósitos en la tierra. Quita el aliento considerar la posibilidad de que la Gran Comisión pueda ser completada en nuestra generación. Tenemos una oportunidad sin precedente, la tecnología, la cooperación y los recursos. Nunca ha estado la iglesia tan preparada para causar un impacto global.

Sin embargo, la Gran Comisión no será completada a través del ingenio humano o el pensamiento innovador solamente. Esta inmensa tarea será completada por iglesias llenas del Espíritu Santo, y emocional y espiritualmente saludables.

Es hora de que regresemos a lo básico. Es hora de mover el péndulo de vuelta hacia el alma y hacia la salud emocional y espiritual.

Hablo frecuentemente con personas en el liderazgo cristiano quienes, en momentos de reflexión honesta, quisieran tener una clase diferente de ministerio. Hasta un tipo diferente de vida. Están fatigados, emocionalmente secos y luchando. Ellos se preguntan, “¿no hay una mejor manera?

Casi un cuarto de siglo en las trincheras de una iglesia local muchas veces me ha dejado pensando en lo mismo. Si me conocieran bien, sabrían que yo no escribo estas páginas como un experto en el cuidado del alma.

De hecho, muchas de las cosas de las que he escrito no las conocía hace unos años atrás. Yo escribo a partir de mis propio quebranto y lucha. Es una batalla constante buscar la salud emocional y espiritual. Muchas distracciones seductoras me rodean. Pero estoy agradecido por el camino en el cual Dios me tiene.

Quiero llegar a la meta enamorado aún de Jesús, enamorado aún de la iglesia, y todavía enamorado del ministerio. Con mi cabeza erguida, con mi dignidad y honor intactos, quiero mirar hacia atrás y decir “valió la pena”.

Hasta la próxima

Juan Carlos Flores Zúñiga
FUNDACIÓN LIDERINNOVA

Comentarios

Elsita Molano de Diaz dijo…
Una verdad a pulso Pastor, ! Gracias ...Tremenda responsabilidad la del liderazgo y la relación directa con su salud emocional y espiritual , Extraordinario planteamiento y tan importante como cierto tu llamado de atención para tomar la tarea de liderar más responsable y cuidadosamente ...
Mil bendiciones querido Pastor!..como nos nutres y afirmas con tus sabias reflexiones !! Gracias !
Lazara Herrera dijo…
Gracias por sus reflexiones sobre liderazgo; son muy profundas y útiles.
Dios sea con usted y su equipo.
David Ruiz Fuentes dijo…
Es una bendición leer los artículos, son de mucha ayuda en mi vida . Saludos.

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