NARCISISMO: Veneno letal para el liderazgo

Viviendo y Liderando Saludablemente
Blog sobre realidades y tendencias del liderazgo
Miércoles 7 de Abril, 2021
 
Narcisismo:
VENENO LETAL PARA EL LIDERAZGO

Una de las inevitables consecuencias de la inmadurez emocional y espiritual en el liderazgo, es el narcisismo: una suerte de embelesamiento con la imagen que creamos al asumir posiciones de autoridad e influencia en nuestro desarrollo.

En el ámbito secular y religioso acarrea consecuencias destructivas destruyendo nuestras contribuciones y legado. Sin importar cuan éticas y generosas sean nuestras intenciones al comenzar nuestro ciclo de crecimiento y desarrollo como líderes, el poder ejerce una influencia sobre nuestra alma que supera con más frecuencia de lo que imaginamos nuestro propósito y sentido de servicio a los demás.

Más progresamos o escalamos hacia posiciones de poder e influencia, más tentados somos por la ambición y el orgullo y en el proceso tendemos a distanciarnos de quienes confían en nosotros, rendimos menos y menos cuentas a nuestros pares, y finalmente, adoptamos un modo de vida compartimentalizada, diciendo una cosa y viviendo otra. Ser íntegro en la cumbre es casi imposible sin serias salvaguardas.

En la mitología griega encontramos un aleccionador relato, a modo de analogía, en el que todo líder debería meditar seriamente sin importar donde se encuentre en su desarrollo personal y organizacional.  Se trata del mito de Narciso, un joven con una apariencia bella, hermosa y llamativa. Todas las mujeres y hombres quedaban enamorados de él, pero este los rechazaba. Entre las personas lastimadas por su rechazo estaba la ninfa Eco, quien había disgustado a la diosa Hera y por ello había sido condenada a repetir las últimas palabras de aquello que se le dijera.

Por lo tanto, era incapaz de hablar a Narciso de su amor. Sin embargo, un día, cuando él estaba caminando por el bosque, ella lo siguió. Cuando él preguntó “¿Hay alguien aquí?”, Eco respondió: “Aquí, aquí”. Incapaz de verla oculta entre los árboles, Narciso le gritó: “¡Ven!”.

​Después de responder, Eco salió de entre los árboles con los brazos abiertos, pero Narciso cruelmente se negó a aceptar su amor, por lo que la ninfa, desolada, se ocultó en una cueva y allí se consumió hasta que solo quedó su voz.

Para castigar a Narciso por su engreimiento, Némesis hizo que se enamorara de su propia imagen reflejada en un estanque. En una contemplación absorta, incapaz de separarse de su imagen, acabó arrojándose a las aguas. En el sitio donde su cuerpo había caído, creció una hermosa flor, que hizo honor al nombre y la memoria de Narciso.

Así, la palabra narcisista se convirtió en la referencia obligada para las personas que tienen una fijación consigo mismas.


EL DESTRUCTIVO SENDERO DEL NARCISISMO

Un líder narcisista tiende a destruir a los que ama y lo aman – familia, socios, amigos, colegas, congregación – porque el amor por su propia imagen – sin importar cuan fabricada sea – lo consume.  Pero, además, distorsiona sus convicciones y creencias más profundas creyéndose dios.  En el caso de los líderes espirituales este destructivo patrón envenena sus relaciones, y los distancia irremediablemente del Dios al que dicen servir.

Peter Steinki, autor y consultor, quien ha trabajado con cientos de organizaciones no lucrativas en los últimos 40 años trabajó en una oportunidad con decenas de pastores que tenían aventuras extramaritales y descubrió que el narcisismo era la razón de fondo para explicar a mayoría de sus fracasos.

La necesidad de estos pastores de que los demás los valoraran y su necesidad de sentirse importantes los llevó a sexualizar sus deseos. Sus tendencias narcisistas los llevaron al fracaso moral.

En mi experiencia con líderes seculares y religiosos he encontrado una escandalosa coincidencia sobre la necesidad de figurar, de sentirse necesitado por otros, con la inseguridad emocional y el vacío espiritual individuales.

Cuando brindaba servicios de comunicación política, siempre preguntaba al cliente antes de decidir trabajar con él o ella, ¿Por qué quería ganar una elección? Sin importar si se trataba de un candidato presidencial, legislativo o municipal, todos respondían unánimemente “para servir a los demás”. Esta coincidencia me obligaba a hacer una segunda pregunta: “¿Qué le ofrece la política que no le brinda su profesión, familia o posesiones?”  Los que se sinceraban solían responder “un respeto que no puede comprar el dinero”.

El poder económico, el estatus social, las posesiones, los logros académicos, no llenaban su profunda necesidad de aprecio expresado a través del respeto que no podía comprar el dinero.

Con los pastores y líderes eclesiásticos en general, también el dinero o las posesiones pueden ser importantes, pero nada supera la posición de la influencia y el poder sobre otros. Es fácil tocar la gloria de Dios, o poner el reflector sobre nosotros y alejarlo de Cristo.

Steinki sostiene que el líder narcisista busca continuamente ocultar su patrón destructivo, pero como con un balde lleno de agujeros cuando es llenado con agua, su verdadera naturaleza se evidencia, fluyendo por todas las fisuras especialmente cuando sufre estrés, enfrenta un conflicto o es desafiado.

SÍNTOMAS DE QUE USTED ES UN NARCISISTA

  1. RABIA: como resultado de experimentar vergüenza porque ésta expone su verdadero yo.
  2. ADICCIÓN AL ELOGIO: Una necesidad excesiva de elogios para sentirse importante.
  3. TRATO DIFERENCIADO: Siente que tiene derecho a un trato especial.
  4. RECONOCIMIENTO: Una inmensa necesidad de que quienes lo rodean le recuerden lo importante que es.
  5. SUPERIORIDAD: Sentirá que es superior e indispensable con respecto a los demás de los que esperará refuerzos constantes.
  6. TEMOR AL RECHAZO: Fuerte reacción al rechazo y la desaprobación, a veces con intensa rabia.
  7. ALEXITIMIA: Una incapacidad para llorar, expresar emociones en general a modo de defensa contra la depresión.
  8. CALCULADOR: Comportamiento calculador y conspirador para “mantener” su alma reabastecida de adulación continua.
  9. FALTA DE COMPROMISO: Capacidad de compromiso disminuida.
  10. FALTA DE AUTOEXAMEN: No tiene capacidad para concentrarse o examinarse a sí mismo. Culpara a otros cuando fracase, y buscará atribuirse el crédito cuando haya victorias.

Si usted es un líder con síntomas de narcisismo y no los admite debe buscar ayuda profesional saludable de inmediato, o fracasará en su misión y propósito. El líder narcisista vive con un ego inflado exagerando sus cualidades, ocultando sus defectos y devorado por un insaciable deseo de agradar a los demás convirtiéndose en el centro de atención general.

Nuestro adversario, satanás,  sacará provecho de estos rasgos y lo tentará a negociar su moral y sus valores. No obstante, un líder narcisista crea un yo falso, una imagen, para cubrir su miedo a la humillación. La exposición a la persona real es anatema para él.

Desafortunadamente, al igual que en las organizaciones seculares, el ministerio ofrece un caldo de cultivo para que emerja el narcisismo. Es inevitable ser el centro de atención y recibir felicitaciones y cumplidos de otras personas que alimentan nuestro ego necesitado cuando lideramos.

En las últimas décadas, al menos cada año, un líder conocido ha sido descubierto públicamente en adulterio o en una seria falta moral, nutrida por sus tendencias narcisistas.

El problema para quienes rodean o sirven con otros líderes en ascenso, es que los narcisistas suelen exhibir cualidades que admiramos: confianza en sí mismos, una personalidad carismática, fuertes habilidades en su comunicación pública y la capacidad de motivar a los demás. El narcisismo es un veneno mortal. Por ello, la Biblia habla constantemente en contra del orgullo y la vanidad y demanda de todo líder siervo auténtica humildad.

Hasta la próxima

Juan Carlos Flores Zúñiga
FUNDACION LIDERINNOVA

Comentarios

Luis Mellado dijo…
Excelente tema y un problema demasiado común. Muy cierto lo de ser íntegro en la cumbre - súper importante poner atención y ser intencionales en establecer esos salvaguardas. Muchas felicidades querido Juan Carlos. Un abrazo.

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