NO SEA INSENSATO: Lidere con pasión y conocimiento
Una de las lecciones de liderazgo más importantes que he
aprendido es nunca invertir mi tiempo y energía en personas no enseñables y sin
pasión. Por mucho tiempo tanto en mi labor secular como espiritual me he
encontrado con personas con deseos de liderar con efectividad y dejar una
huella en este mundo. Sin embargo, a pesar de sus buenas intenciones y deseos
carecían de la madera para ser líderes siervos, es decir servidores enseñables
y apasionados.
La cultura nos ha vendido la ilusión de que todo es
posible si nos esforzamos lo suficiente. Algunas películas, libros e historias
en los medios tratan inútilmente de probarnos que podemos tener "éxito"
si superamos o negamos nuestras debilidades para lograr aquello para lo que otros
tienen las fortalezas necesarias.
Esta ilusión ha extraviado a miles de personas y como al
Quijote los ha hecho estrellarse contra molinos desperdiciando su vida. No
niego que algunas de esas historias son conmovedoras, pero hay un camino más
efectivo para causar un impacto conforme a quienes somos realmente.
LA PERLA DE GRAN PRECIO
Todos tenemos una pasión en particular por algún área de
desarrollo en la vida, y cuando la encontramos estamos dispuestos a aprender
porque sabemos lo que queremos y lo que podemos hacer con lo que tenemos.
La Biblia nos dice en Proverbios 19:2-3 que "El
entusiasmo sin conocimiento no vale nada; la prisa produce errores. La gente arruina
su vida por su propia necedad, y después se enoja con el Señor." Sin embargo, la realidad es que más del 90%
de las personas desperdicia su vida laborando en actividades que íntimamente
detesta y que las secan emocional y espiritualmente.
No tenemos que ser lo que la sociedad y la cultura dicen que tenemos que ser. Podemos, en cambio, ser aquello para lo que en primer lugar hemos sido diseñados por Dios. Nada nos entusiasma más que descubrir nuestro propósito y aprender a alcanzarlo conforme a nuestras fortalezas. Esto es parafraseando Mateo 13:45-46 “una perla de gran valor”.
En el pasaje Mateo cita a Jesús comparando mediante una parábola
el Reino de los cielos con una perla de gran precio. La decisión que toma un
mercader en el pasaje citado es vender todo para adquirirla. En nuestro caso, sería dejar todo lo que
tenemos para adquirir sabiduría viviendo de acuerdo con el propósito para el
cual fuimos creados.
Pero, y siempre hay un, pero
¿Qué hacemos con las debilidades?
Sencillamente, identificarlas, aceptarlas, regularlas. Pero si invertimos nuestro tiempo tratando de ser libres de ellas, pasara la vida ante nuestros ojos sin lograr absolutamente nada de importancia.
Cuando nos enfocamos en nuestras fortalezas, en lo que tenemos para contribuir con excelencia para amar, servir y tocar otras vidas, cumplimos nuestro propósito. Por eso necesitamos descubrir nuestras fortalezas, porque solo entonces nuestra pasión estará alineada y podremos enfocarnos en buscar el conocimiento necesario para dejar un legado que bendiga a otros, y a nosotros mismos.
Hagamos hoy una pausa para medir todas las distintas
actividades a las que por entusiasmo nos hemos dejado arrastrar, y determinar como han
consumido nuestro tiempo y energía sin contribuir realmente a la edificación del
Reino de Dios.
Ahora una vez completa esa sencilla autoevaluación, sin
que produzca culpa, procedamos a declarar con certeza para que fuimos creados,
cuáles son nuestras fortalezas, que me falta por aprender para caminar hacia la
meta guiando por Dios que me ama y solo quiere ayudarme a cumplir y vivir mi
propósito con pasión y conocimiento.
Hasta la próxima,
Juan Carlos Flores Zúñiga
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