Cómo ser agentes del cambio duradero

Muchos asumimos periódicamente compromisos que esperamos ver cumplidos antes de terminar cada año. Sin embargo, nos encontramos con frecuencia al final de cada período con una débil rendición de cuentas procrastinando lo que nos comprometimos a hacer y buscando todo tipos de excusas para justificarnos o culpando a otros.  

En lugar de hacer un examen puntual sobre las causas de nuestros incumplimientos adoptamos el comportamiento de los dementes que creen que haciendo lo mismo reiteradamente obtendrán mejores resultados. Esto es como golpearnos con la misma piedra y en lugar de rodearla o saltarla, por ejemplo, seguimos golpeándonos contra ella creyendo que al final todo cambiará.

Una promesa incumplida seguirá sin cambios hasta que hagamos un serio y periódico autoexamen sobre la razonabilidad de nuestras expectativas y la realidad de nuestras competencias y posibilidades para cumplirlas.   Las buenas intenciones no bastan para cambiar hábitos, romper el estancamiento o las barreras que impiden el crecimiento personal y corporativo.

¿Por que líderes y seguidores continuamente nos golpeamos con la misma piedra repitiendo años tras año las mismas resoluciones incumplidas?

En primer lugar, el liderazgo no es una posición o el resultado de algún caprichoso juego de poder. Es cierto que hay personas que llegan a ocupar posiciones de autoridad por nepotismo, amiguismo o corrupción, pero cuando nos enfocamos hacia abajo, nuestra visión se empobrece y se vuelve corta.

Ser líder es una responsabilidad que se asume al comprender la influencia que positivamente podemos y debemos ejercer sobre las personas con las que nos relacionamos.

AUTOLIDERAZGO Y CAMBIO

La evidencia científica demuestra una y otra vez que como seres de costumbres, nuestros hábitos empiezan como comportamientos intencionales y conscientes y terminan siendo inconscientes y automáticos. Si hemos sido heridos y ¿quien no?, tenemos complejos, o nos sentimos paralizados por recuerdos dolorosos o traumáticos del pasado, es probable que a estos hábitos sumemos reforzamientos continuos que bloquean nuestros esfuerzos por cambiar.

Por ello, debemos desarrollar un autoliderazgo saludable y productivo. Para empezar, aceptemos, primero que todo, un hecho, si no cambiamos nuestros malos hábitos, comportamientos errados y actitudes nocivas harán que nuestro liderazgo sufra, pero mas aun el sentido o propósito de nuestra existencia terrenal será frustrado una y otra vez. 

No obstante, tenemos, en general, una naturaleza imperfecta y hacemos cosas imperfectas a nivel de pensamiento, emociones y voluntad. Si tenemos la humildad necesaria como líderes debemos aceptar que el continuo autoexamen y las acciones correctivas que sugieren los resultados de esa evaluación son requisitos indispensables para ser saludables y efectivos.

Por años ya se ha dejado claro que ante la información o evidencia de que algo no está bien o hace daño las personas reaccionan predeciblemente. Así, por ejemplo, si a un grupo de adictos al tabaco se les demuestra con evidencia que el tabaco es nocivo para la salud, la reacción estadística lucirá como sigue:

  • 10% de las personas dirán que no les importa
  • 10% harán enmiendas para cambiar
  • 80% cambiara solo si reciben apoyo relacional

Esto es impactante no importa cuantas veces lo revise en mis notas como líder. Verán la mayoría de nosotros estamos en ese 80% se trata de que luchemos contra un vicio, adicción, el incumplimiento de metas y promesas, malos hábitos, heridas, complejos o una atadura del alma. En otras palabras, no podemos cambiar, sin ayuda profesional y/o competente para ser parte de los que cumplen sus promesas, cumplen sus metas, honran sus compromisos, y producen un cambio duradero en el mundo.

COMO SER PARTE DEL CAMBIO

Nadie puede creerse lo suficientemente firme como para que no pueda caer. Lo vemos en el mundo corporativo, en los gobiernos, en las iglesias, las organizaciones no lucrativas y las familias. Reconozcamos que todos necesitamos ayuda, pero debemos aceptar y dar cuatro pasos para la acción:

1. Autoexaminarnos

2. Pedir a otros que con total seguridad nos critiquen constructivamente

3. Pedir ayuda relacional para la jornada de cambio

4. Periódicamente mantener un control de transparencia con un mentor o un coach.

La integridad del líder empieza con el autoexamen, continua con una decisión de comenzar el cambio, pero nunca se alcanza sin un grupo de iguales que apoye el proceso con ánimo resuelto, amistad y espiritualidad.

No hacerlo es condenar al fracaso nuestra misión y desperdiciar todo lo que Dios ha puesto a nuestro alcance para cumplir Sus propósitos sobre esta tierra.

Hasta la próxima

Juan Carlos Flores Zúñiga

FUNDACIÓN LIDERINNOVA

Comentarios

Oscar Saravia dijo…
Gracias y bendiciones hermano Juan. Me encantó el BLOG LiderInnova. Saludos cordiales desde Honduras
Manuel Rodrigo Armijos dijo…
Muy buena enseñanza, mucho nos queda por aprender, pero sobre todo, dar ese paso al cambio… sin temores
Gracias
Luis Lavado Torres dijo…
Excelente lección pastor Juan Carlos, lo necesito urgentemente, por eso acudí a Ud.. gracias por ministerios como el suyo, son una bendición para tantos pastores y líderes que vivimos un desierto en el liderazgo…nuevamente muchísimas gracias, tengo fe que algún día lo conoceré personalmente…un abrazo pastor Juan Carlos Flores, bendiciones para toda su hermosa familia…

Luis Lavado Torres
Edgardo Gamboa Viquez dijo…
Muy bueno. Muchas gracias.

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