EFECTO "Pick-a-boo": Coqueteando con la pornografía
Uno de los juegos más comunes cuando compartía con mi esposa la crianza de nuestros hijos era colocarnos delante de ellos y tapar nuestros ojos para luego abrirlos exclamando “sorpresa” u otra expresión ante la mirada sorprendida del bebé que reía tras un momento de incertidumbre al no ver nuestros ojos. Los psicólogos llaman a esa conexión visual “sintonización”. Es como si se colocará un velo transparente entre nuestras miradas creando una emoción de perdida. En inglés, esa práctica lúdica con los bebés se llama “pick-a-boo”.
Como adultos maduramos en nuestra capacidad perceptual y no
nos inquietamos si alguien se tapa sus ojos y simula no estar presente. Sin embargo, residualmente seguimos siendo
cautivados por ese velo que si no se renueve obliga a nuestro cerebro a
completar la información que falta.
En los estudios sobre el cerebro que he revisado en los últimos años como coach en liderazgo me ha intrigado desde el 2010 la cita de uno de los neurocientíficos más conocidos de la actualidad, V. S. Ramachandran, en su libro The Tell-Tale Brain (El cerebro que cuenta historias).
El investigador escribe que: "Una
imagen de una mujer desnuda vista detrás de una cortina de baño o con ropa
diáfana y diminuta, una imagen que los hombres dirían con aprobación, 'deja
algo a la imaginación' puede ser mucho más atractivo que una afiche de la misma
mujer desnuda”.
De manera similar, escribe, "muchas mujeres encontrarán
que las imágenes de hombres calientes y sexys, pero parcialmente vestidos son
más atractivas que los hombres completamente desnudos". (Por ejemplo, los “Chippendales”
o en el contexto regional “los maripepinos”)
Él investigador basa esta afirmación en un hecho
neurocientífico: nuestros cerebros encuentran placer en buscar soluciones a
problemas o acertijos. El rompecabezas por resolver en el caso de una mujer
parcialmente vestida es “llenar los espacios en blanco visuales” con
nuestra imaginación. Esto añade una dimensión extra de atractivo. Muchos
artistas conocidos incluso han utilizado este principio al dibujar imágenes de
personas parcialmente vestidas. En este artículo abordo un tipo de pornografía
que muchas veces no catalogamos como tal.
Mucho se ha escrito sobre los peligros de la pornografía. La
mayoría de los líderes de organizaciones cristianas de hoy están de acuerdo
acerca de tales peligros. Y se nos advierte que nunca hagamos clic en sitios
pornográficos ni miremos revistas pornográficas. Estoy totalmente de acuerdo
con esas precauciones.
Sin embargo, me pregunto si la pornografía “peek-a-boo”
podría ser tan perjudicial para el pensamiento y el ministerio de un líder como
la pornografía tal y como se entiendo contemporáneamente. Y dado que la
pornografía peek-a-boo no cumple con la definición tradicional de
pornografía, me pregunto si nosotros como líderes, podríamos convencernos fácilmente
de que no tiene nada de malo.
¿QUÉ PODRÍA CALIFICAR COMO UN "PICK-A-BOO"?
• Edición de trajes de baño de una conocida revista
deportiva.
• Imágenes a la derecha de algunas páginas web de hermosas
mujeres que nos piden a gritos que hagamos clic en la imagen para conocerlas.
• Algunas revistas femeninas que muestran mujeres con poca
ropa (es decir, esas revistas que nos gritan visualmente contiguo a la caja del
supermercado).
• Comerciales de una conocida empresa de lencería femenina.
• Películas o programas de televisión que muestran de manera
prominente a mujeres con poca ropa.
Me pregunto si Jesús tenía en mente algo así como este tipo
de “porno” cuando dijo estas palabras.
“Pero no creas que has preservado tu virtud simplemente
por no salir de la cama. Tu corazón puede ser corrompido por la lujuria incluso
más rápido que tu cuerpo. Esas miradas lascivas que crees que nadie nota,
también corrompen”. Mate. 5.28 (El MENSAJE)
Entonces, si la pornografía de mirar un libro puede ser tan
destructiva como la pornografía tradicional, ¿cómo podemos protegernos de ella?
ALGUNAS SUGERENCIAS
La siguientes son algunas sugerencias que he acopiado con la
colaboración de varios amigos investigadores en neurociencia y líderes.
1. Si su esposa se suscribe a revistas femeninas que
presentan mujeres con poca ropa, pídale que las mantenga fuera del sitio común.
2. Decida de antemano que apartará la mirada físicamente
cuando aparezca un comercial de lencería en la televisión o cuando la cámara se
acerque a una animadora durante un partido de fútbol profesional.
3. Preseleccione una película antes de ir a verla.
Recomiendo encarecidamente www.screenit.com. Es un sitio útil que brinda un
análisis detallado del lenguaje, el sexo y la violencia en casi todas las películas.
4. Enseñe a su iglesia sobre las virtudes bíblicas y los
beneficios de la modestia. Explicar cómo funciona el cerebro. Sé que esto puede
ser delicado, pero si eres un pastor, considera involucrar a tu esposa en esa
enseñanza.
5. Si puede leer en inglés obtenga el libro “Wired for
Intimacy: How Pornography Hijacks the Male Brain” del Dr. William M. Struthers y
comparta porciones de este en sus lecciones a los hombres de su organización.
¿Sueno demasiado puritano? ¿Consideras ahora que este es un
tipo de pornografía tan peligrosa como la que conceptualizamos comúnmente? Deja tu comentario.
Hasta la próxima,
Juan Carlos Flores Zúñiga*
*Juan Carlos Flores Zúñiga es autor, coach en liderazgo y consultor. Posee una maestría en Comunicación y Lenguaje, es facilitador certificado del Proceso de Planeamiento Estratégico Paterson StratOp, es coach certificado en liderazgo (CPLC) y es miembro de la International Coach Federation (ICF) como ACC. Es además graduado en comunicación colectiva de la UCR. Actualmente es CEO de la Fundación LiderInnova y de Coaching en Transiciones con sede ambas en San José, Costa Rica.
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