Un Líder Saludable Afirma a Otros
Blog sobre realidades y tendencias del liderazgo
Miércoles 18 de setiembre, 2024
UN LÍDER SALUDABLE AFIRMA A OTROS
Todos nos hemos topado con esas personas que abusan emocionalmente a otras distorsionando con halagos zalameros una relación que comienza o que está por terminar.
Muchos jerarcas, jefes, y hasta líderes adoptan la postura de halagar a una persona antes de anunciarle su traslado o despido. En la vida cotidiana encontramos otras que usan el halago para ganar indulgencias, aumentos y hasta para ganar un afecto.
Es un comportamiento triste enraizado en la superficialidad de las relaciones y alimentado por nuestra inseguridad e inmadurez emocional y espiritual. El problema central es que deforman el significado del verdadero aprecio por el ser humano, amigo o no, convirtiendo este en un mero instrumento de manipulación.
Aunque encontramos su mejor expresión en el mundo que nos rodea, ha permeado a la iglesia de Cristo donde se encubre bajo un lenguaje seudo-espiritual y carente de autenticidad.
Nunca me han gustado los halagos, los encuentro huecos. Especialmente cuando no media una relación de confianza previa con la persona que no los comunica, y son meramente simpatéticos. Son expresiones sin consecuencia, hechas gratuitamente, sin el propósito de estimular o animar a otros.
Juan Carlos Flores Zúñiga y Orietta Oreamuno Gomez con su primer mentor, Dan Southerland.
La diferencia entre halagar y afirmar a alguien, conocido o no, es la misma que hay entre simpatía y empatía. En la primera el acercamiento por medio de las palabras es superficial, pasajero, y hasta ignorante. En el segundo, no caben las zalamerías, lo que se dice es cierto, específico y comprobable. Es un fruto de lo que es evidente, no de lo superficial y cajonero.
Cuando afirmas auténticamente a alguien se revelan las siguientes intenciones:
1. Te importa esa persona,
2. Deseas que descubra su potencial,
3. Transfieres poder, quieres dar a otros.
En la relación empática de que hablamos, somos capaces de escuchar. Es decir entendemos la analogía biológica que Dios hizo al crearnos, dándonos dos orejas y una sola boca. Debemos escuchar el doble de los que hablamos, y cuando hablemos hagamos preguntas importantes que permitan a la otra persona descubrir que nos importa realmente.
Cuando escuchamos sin planear nuestras respuestas, ni impacientarse por lo que toma a la otra parte comunicar, somos capaces de "ponernos en los zapatos del otro" y reconocemos que ciertas actitudes, valores, conocimientos y conceptos expresados por esa persona poseen valor y hablan de un potencial humano real.
Puedes estar en una reunión, una conferencia, una lección o en un sitio público para afirmar a otro ser humano. Pero primero que todo necesitas conectarte, esto es practicar la presencia de la gente. Esto no ocurre de la noche a la mañana, esto no ocurre en la prisa. Debes detenerte por completo, mirar a las otra persona, ponerle atención y escuchar.
LOS INSEGUROS NO AFIRMAN, SOLO HALAGAN
La razón de fondo de porque halagamos en lugar de afirmar a quienes conocemos regularmente, es el temor y la inseguridad que nos domina. Muchos de nosotros hemos temido afirmar a otros porque consideramos que ello puede acarrear pérdida de autoridad o posición y hasta consideramos que con ello abrimos la puerta para un potencial exceso de confianza.
Tememos afirmar como si se tratara de una carta de recomendación que la otra persona podrá usar para decir que endosamos todo lo que haga.
Cuando hay temor en nuestros intercambios, nos empequeñecemos mental, emocional, espiritual y hasta físicamente. El temor es enemigo de las relaciones humanas, y un lastre en el liderazgo saludable, es decir aquel que mediante prácticas adecuadas busca la madurez emocional y espiritual continua.
El precio a pagar, sin embargo, cuando no afirmamos a otros es vivir sumido en la desconfianza ya que nuestras relaciones podrán tener kilómetros de superficie pero solo milímetros de profundidad.
Sino afirmamos a quienes nos rodean periódicamente, nuestras evaluaciones, comentarios y hasta sugerencias podrán ir creando un muro defensivo en quienes nos rodean. Nadie esta interesado en escuchar lo que tenemos que decir hasta que mostremos interés genuino, empático, en lo que nos tienen que decir. La afirmación mejora nuestra percepción, rompe muros, desata talentos, y sobretodo levanta nuevos líderes en derredor nuestro.
No temamos liberar ese poder. Empiece por su familia, sus compañeros de trabajo, en la iglesia, en los negocios. Use palabras sencillas, reales y específicas. Que la otra persona pueda comprobar que usted esta poniendo atención y le importa la relación. Empiece hoy diciendo a otro algo verdadero por lo que tiene que estar orgulloso y sentir que su vida vale la pena.
Hasta la próxima
Juan Carlos Flores Zúñiga
FUNDACIÓN LIDERINNOVA
Comentarios
UN ABRAZO Y SI LOS ESGUINCES TE PRODUCEN ESTAS REFLEXIONES VIVA LOS ESGUINCES.......JA,JA,JA
SALUDOS,
ANA
Un abrazo
Ricardo Palmerín