LIDERAZGO PASTORAL: Administradores de Relaciones y Recursos

Viviendo y Liderando Saludablemente
Blog sobre realidades y tendencias del liderazgo
Miércoles 15 de Noviembre, 2017

E. Glenn Wagner y Juan Carlos Flores

Sabemos que para “hacer ministerio” es necesario cierto planeamiento, el cual demanda habilidades administrativas y organizacionales. Planificación presupuestaria, habilidades para administrar el tiempo, y deberes de recursos humanos son usualmente parte de la descripción de puesto de un pastor.

Los pastores son definitivamente administradores de recursos materiales y humanos confiados al cuerpo de la iglesia. ¿Cómo podernos mantener un mejor balance en el ministerio, aprendiendo a ser buenos líderes con las estrategias modernas ofrecidas, al tiempo que nos mantenemos fieles a nuestro llamado?

Thomas Oden ha hecho referencia a una vieja, arcaica palabra que vale la pena mencionar. Para ser un ministro uno debe administrar; el ministerio por lo tanto requiere lo que se llamó alguna vez “administerio”. El prefijo “ad” delante de ministerio significa en latín “hacia ministerio”. Esta palabra se refiere a todas las tareas que coadyuvan para que cumplamos la obra del ministerio. La administración nunca debería ser el fin, sino el medio que nos permita cumplir el llamado de la Iglesia. Al pastor se le pedirán cuentas del cumplimiento de las tareas generales del ministerio que requieren delegación, habilidades administrativas, y fuerte liderazgo.



Al investigar sobre los “tornillos y tuercas” del ministerio, usted encontrará información en todas partes sobre como ser un buen líder o administrador. Simplemente adquiera un ejemplar de las revistas “Leadership” o “Christianity Today” y mire los anuncios de todos los seminarios que se ofrecen.

Mi creencia, sin embargo, es que usted probablemente no encontrara un curso bíblicamente enfocado para el entrenamiento y equipamiento de aquellos que desean ser pastores. Ignoro cual haya sido su experiencia en el seminario bíblico o en su trabajo de postgrado, pero los seminarios a menudo pueden acercarse a la materia del liderazgo en distintas formas desbalanceadas.

Algunas pueden adoptar un enfoque desde la perspectiva de los negocios. Usted tal vez reciba en este enfoque un alta dosis de “Administrador de 1 minuto” o mucha instrucción basada en los texto de Peter Drucker y DuPree. Los graduados de los seminarios de hoy en día puede escribir una filosofía de ministerio citando a Drucker, pero no la Biblia. Solía decirse que la teología era la reina de las ciencias, pero no más. Para la mayor parte de los seminarios, la teología no es siquiera la reina.


Quiero ser cuidadoso al decir esto. No me opongo a lo que Drucker u otros enseñan. He leído todos sus libros y me he beneficiado grandemente de ellos. Mas bien mi preocupación es que cuando ideas meramente humanas (sin importar cuan buenas sean) sustituyen la teología sana, no tenemos forma de asegurar que esas ideas serán usadas conforme a la Escritura.

O tal vez su experiencia o educación se ha inclinado más hacia sobre espiritualizar esta tarea, y no considerar los elementos materiales necesarios para que el ministerio funcione. La mayoría de los pastores o líderes que han estado en el ministerio por algún período de tiempo descubren pronto que la organización y la administración son esenciales para el testimonio, servicio y comunidad de la iglesia.

Las relaciones son prioridad

Aunque el ministerio en sus raíces no es complicado, sus tareas conexas crecen continuamente en complejidad. Leyes de Recursos Humanos, regulaciones tributarias, planes requeridos para contabilidad, y similares, cooperan para hacer el ministerio mucho mas espinoso y enmarañado de lo que era hace un siglo. El ministerio puede hacerse increíblemente complicado, y especialmente conforme crece la iglesia. Pero esta tarea de ministerio no puede tratarse solo como un negocio; existe inherentemente un elemento trascendente que acompaña estas tareas mundanas que deben cumplirse – relaciones.

Como pastores y líderes, pienso que es importante recordar que no deberíamos divorciar las tareas del liderazgo y la administración de las relaciones humanas. Las relaciones deberían siempre ser la prioridad. Es desafortunado que en muchos casos la tarea de “administerio” o la administración no haya sido fundada teológica y bíblicamente. Si no somos cuidadosos, podemos transformarnos en una hábil operación de negocios con objetivos vacíos. Creo que el elemento de administración más importante para cualquier pastor es conocer a su equipo y establecer relaciones saludables.

Debido a que el conflicto es parte inevitable de cultivar relaciones, es clave tener habilidades para la resolución de conflictos como un administrador: es desafortunado que a menudo en círculos Cristianos tememos discutir el conflicto honestamente. Muchas veces los pastores dejan la responsabilidad de manejarlo en otras personas, pero como líderes debemos a nuestro equipo la responsabilidad de atender la realidad de los conflictos existentes., ofreciendo soluciones reales. Cuando negamos que existan problemas reales, estamos ignorando cruelmente el dolor de otros.

No ignore los conflictos

Ignorar los conflictos puede ser el enfoque más común, pero el más mortal, que podemos escoger. Es fácil caer en la creencia de que “Si simplemente ignoro el problema, la paz vendrá eventualmente”. Para cultivar una iglesia saludable para su equipo y líderes, usted debe estar dispuesto a tratar con el conflicto. Esto debería ser una de las principales prioridades para cualquier pastor.

El problema es que los pastores a menudo sienten que es su trabajo ser “agradables”. Incluso hemos adoptado la idea de que es equivocado estar molesto. Cuando evitar el conflicto y los problemas reales que otros enfrentan, estamos siendo egoístas, no agradables. Permítame ilustrar este punto.

Suponga que usted es un pastor que viaja mucho para dar conferencias. Raramente su agenda permite tiempo uno a uno con todo su equipo. Digamos que usted contrata un nuevo ministro musical quien además es compositor de su propia música. El es un músico talentoso, pero usted decide que su música no calza con los adoradores de su congregación, y usted tiene algunos problemas teológicos con sus letras. En lugar de compartirle sus luchas, usted solo le dice cuales canciones podrá cantar y encarga a su asistente de enviarle los temas de adoración por correo electrónico. Muy pronto el pastor de la música se frustrara porque sentirá que no esta usando plenamente su don en la iglesia. Adicionalmente, él no estará seguro de por qué su música no es apreciada y lo tomara muy personalmente. También no resulta claro para él si todo esto se lo esta imaginando en su mente, o si usted está definitivamente contra usar toda su música. Hay una gran tensión entre los dos, pero ninguno lo reconoce honestamente. Cuando se encuentran en los pasillos, usted bromea y sigue ignorando la discrepancia. Usted continúa reconociendo el gran trabajo que esta haciendo. Después de todo, se supone que usted anime al cuerpo de Cristo. El le pierde el respeto en el proceso, y termina pensando que usted es un controlador.

Bueno, no toma mucho tiempo descubrir que evitar el conflicto solo agrega mas problemas de comunicación y tensión a la obra del ministerio. Fortalecer las relaciones a menudo requiere reconocer un conflicto. Pero esto no tiene porque verse negativamente. Podemos desarmar el conflicto recordando los siguientes términos: respeto, libertad, comprensión, rendición y honestidad. Estos términos describen relaciones interpersonales, no sistemas administrativos. Los conflictos no tienen porque destruir las relaciones. Ellos tienen el poder de fortalecer las relaciones si nosotros tratamos a otros honorablemente.

Para manejar el conflicto en formas positivas, las relaciones deberían ser familiares. Como creyentes, necesitamos recordar que nuestra iglesia y el vínculo que tenemos en Cristo es más fuerte que el vínculo con nuestras familias biológicas. Un pastor/administrador efectivo sabe que su equipo tiene una necesita inherente de sentirse valorado y conocido por su jefe. Los conflictos pueden resolverse más fácilmente cuando hay un sentido de aceptación y amor entre los consiervos. Los conflictos pueden también ayudar a que las relaciones continúen madurando. Ser un líder significa decir más de lo que uno piensa que la otra persona en el equipo quiere escuchar.

Debemos aprender a recibir y dar corrección libremente. Jesús era muy cercano a Pedro, pero lo reprendió duramente a veces, incluso le levantó la voz. Pero eso no impidió que Jesús amara a Pedro de la misma manera. El estaba comprometido a su proceso de madurez. Pedro tampoco se rindió. El quiso crecer y seguir a Cristo, aun cuando no lo entendiera.

El propósito entero del ministerio es fortalecer y edificar la iglesia. Pastores, los desafío a reflexionar sobre sus habilidades de liderazgo y preguntarse a si mismos: ¿Cómo manejo el conflicto? ¿Cómo estoy administrando la gente que me ha sido confiada? ¿Soy un buen administrador? La Iglesia necesita pastores que acepten el mandato bíblico de administrar, organizar, planear, guiar y gobernar, que lleve a una mejor proclamación de Su Palabra.

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E. Glenn Wagner ha sido pastor, plantador de iglesias y autor por mas de treinta años en EUA y aliado estratégico de Fundación LIDERINNOVA. Es pastor, autor, conferencista y exvicepresidente de "Promise Keepers". Este artículo ha sido adaptado, ampliado y traducido por Juan C. Flores de Fundación LiderInnova.

Comentarios

Renzo Espinosa dijo…
Excelente. Muchas Gracias
Martin Hernandez dijo…
Hermanos de LiderInnova
Gracias por sus correos. Dios sabe cuanto anhelo estar entre sus filas.
Bendiciones
Henry Loyd Flores Sheen dijo…
gracias por el aporte pastor Juan Flores

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