Los líderes están lejos de ser perfectos
Blog sobre realidades y tendencias del liderazgo
Miércoles 27 de marzo, 2025
Todos anhelamos una vida perfecta, sin defectos, sin
amarguras, sin pobreza. No obstante, la cultura y los medios continuamente nos
aseguran que eso es posible si estamos a la moda, compartimos los antivalores
del mundo, vivimos egoístamente y nuestra definición de éxito es fama,
posesiones y dinero. Esto aplican tanto a los líderes como a sus seguidores en cualquier contexto.
Por varios años enseñe mercadeo y publicidad en la universidad y siempre preguntaba a mis estudiantes si era posible ser éticos mientras tratábamos de influir en distintas audiencias para que consumieran lo que vendíamos. Con inseguridad algunos me decían que era posible mientras la espiral del silencio se apoderaba del resto.
La pregunta equivalía a ponderar si es posible vivir y ser parte de este mundo sin contaminarse. La verdad es que, en la mayoría de los casos, no es posible ser parte de este mundo sin ser influenciado en el proceso por los antivalores de la cultura del mundo.
Por eso, he compartido continuamente que solo
podemos vencer al mundo si no permitimos que este nos defina a través de sus
estándares superficiales y destructivos.
SER O HACER?
Debo SER primero para luego HACER. Puedo
estudiar, trabajar y desarrollarme profesionalmente sin mentir, abusar y
manipular a otros. Aun cuando sea un abogado, un publicista o un político.
Todas las profesiones cuentan con códigos de ética para regular nuestro
comportamiento y ser una influencia positiva para quienes nos rodean.
No soy ingenuo, un código no garantiza vidas
honestas, auténticas, ni generosas. Se requiere un fundamento espiritual
profundo que trascienda los muros de la iglesia o los cuartos de oración e
invada todo lo que hagamos.
Pero, si creo que es posible tener un negocio y obtener una ganancia justa y honrada sin abusar de los demás. Lo he comprobado una y otra vez, lo he experimentado. Pero el camino es empedrado y lleno de tentaciones, y solo una persona con carácter integro puede cruzarlo sin mancharse ni ser parte de la injusticia. Pero se requiere convicción, coraje, y temor de Dios.
No estamos llamados a ser perfectos, eso es
imposible sobre esta tierra, pero si a esforzarnos diariamente por vivir
éticamente y servir con equidad y justicia.
Eso es plenitud. Los atajos siempre llevan al despeñadero, pero lo que
se construye sobre bases firmes es más duradero y cambia el mundo a nuestro
alrededor.
Cuando medito sobre el propósito y profesión de mi vida, me doy cuenta de que he recibido una visión, he sido llamado a una cumplir misión y he sido equipado para cumplir con valores y una fe que es probada diariamente. Doy gracias a Dios por no abandonarme nunca a pesar de mis errores y pecados.
Le pido también que me ayude a tener una vida plena y justa, no a engañarme en la ilusión de tener una vida "perfecta" o ser una persona “perfecta”.
Hasta la próxima,
Juan Carlos Flores Zúñiga
FUNDACIÓN LIDERINNOVA
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